¡Dios!¡Donde Estas!

“EL HOMBRE TUERCE

SU CAMINO Y

LUEGO CULPA A DIOS”.

Y pensar que se pudo evitar.
Y pensar que se pudo evitar.

Todos en algún momento tenemos la necesidad de mirar al cielo, debido a los momentos difíciles que pudiéramos estar pasando, y preguntar de manera angustiosa, el por qué de esto, y decimos ¡Dios, Donde Estas! pensando que El es el culpable o promotor de todo lo malo que nos sucede como si nunca hubiera querido darse a conocer a nosotros de diferentes maneras y formas.

La gran parte de los problemas llegan a nosotros como producto de nuestra mala manera de vivir, de nuestros errores, por no haberlo tenido en cuenta a Él, ni haber sido obedientes a su llamado.

El mundo en el que vivimos es un claro ejemplo ello, hambre, enfermedades, guerras, desastres provocados por la mano del hombre; que no pone limite a su orgullo y codicia.

El hambre que hoy tenemos en este mundo se podría solucionar, si los países ricos o si los hombres que tienen en sus manos las riquezas de este mundo, lo quisieran hacer, hoy se produce en total alimento para proveer hasta 1,6 veces más de la totalidad de la población mundial estimada en 6,651,260,427 habitantes (2/15/2008), pero sin embargo se tira a la basura mucho alimento, aún en nuestros hogares.

Según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas, alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre. Un 75% de los fallecidos son niños menores de cinco meses.

El Instituto De Desarrollo Y Política Alimentaria afirma que la hambruna y las guerras causan sólo un 10% de las muertes por hambre, aun cuando éstas tienden a ser de las que trascienden con mayor frecuencia. La mayoría de las muertes por hambre se deben a desnutrición crónica. Las familias sencillamente no consiguen los suficientes alimentos. Esto, a su vez, se debe a la extrema pobreza.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que unos 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad cerca de 100 veces mayor que el número de personas que efectivamente mueren por esas causas al año.

Este es un claro ejemplo del egoísmo humano.

Las enfermedades, muchas de ellas, son otras de las evidencias en las que el hombre es su propio causante y en las que Dios no tiene nada que ver, tales como el SIDA, las ETS, terrorismo biológico, emergencias químicas, enfermedades causadas por radiación, insalubridad etc., son pequeñas muestras de ello.

¿Te sorprende?

Observa ahora tu vida, y quizás veas las mismas cosas de las que hablamos; Orgullo, codicia, envidia, desidia y banalidades.

Cuantas enfermedades, circunstancias adversas, pleitos, pobreza, tristezas y muertes, podrías haber evitado si hubieras tenido en cuenta el consejo de Dios.

No esperes tener que levantar tu mirada al cielo y preguntar donde esta Dios, en momentos de angustia.

Hazlo ahora y El responderá.

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